El control de las no conformidades se concentraba principalmente en supervisar los procesos de producción y la línea de ensamblaje de las organizaciones. Sin embargo, con la expansión del concepto de calidad a todas las empresas, incluidas las de servicios, y su integración en los sistemas de gestión contemporáneos, la gestión de las no conformidades abarca actualmente todas las áreas y procesos de las entidades.

El propósito fundamental de abordar el control de las no conformidades es la minimización de los errores que afectan a la organización, como parte inherente del proceso de mejora continua que caracteriza a los sistemas de gestión actuales.

Un aspecto central en este enfoque es la investigación de las causas subyacentes que originan la discrepancia identificada. En la mayoría de los casos, las organizaciones recurren al diagrama de Ishikawa y a la metodología de los 6Ms para realizar dicho análisis.

La premisa subyacente es que, al identificar de manera precisa el origen o los orígenes de la no conformidad, la empresa puede desarrollar acciones correctivas planificadas para su resolución efectiva, previniendo su repetición en el futuro.