La gestión de calidad conlleva la identificación y corrección proactiva de potenciales errores o desviaciones en los procesos de producción o prestación de servicios, así como en los productos o servicios resultantes. Este objetivo se logra mediante la implementación de sistemas de control de calidad, la formación y capacitación del personal, la aplicación de técnicas de mejora continua y la atención diligente a las retroalimentaciones de los clientes, entre otras medidas.

La norma ISO 9001 se posiciona como una de las herramientas más preeminentes y universalmente adoptadas para la gestión de la calidad en las organizaciones a nivel mundial. Esta norma establece requisitos para un sistema de gestión de la calidad, lo que implica que una entidad debe demostrar su capacidad para proporcionar productos o servicios que satisfagan los requisitos del cliente, así como los requisitos legales y reglamentarios aplicables.

La implantación de un sistema de gestión de la calidad conforme a la norma ISO 9001 abarca la documentación de los procesos clave, la identificación de riesgos y oportunidades, el establecimiento de indicadores de desempeño, la implementación de acciones correctivas para la mejora continua y la realización de auditorías internas y externas para verificar el cumplimiento de los requisitos.

Además de asegurar la calidad de los productos o servicios, la certificación en ISO 9001 puede conferir ventajas competitivas a las organizaciones al demostrar su compromiso con la calidad y la mejora continua ante clientes, proveedores y otras partes interesadas.